Algunos de los zapatos tenían tacón (pero éste simplemente estaba ahí, suspendido en el aire...) y la mayoría no lo tenían...ingeniería pura. Creo que es la mayor extravagancia en cuanto a calzado se refiere que he visto jamás en una pasarela. Ayer, en el desfile de Nina Ricci en París, los zapatos compitieron con la preciosa ropa como focos de atención. Theyskens es un genio, la colección fue maravillosa (escribiré sobre ella más tarde), y se dice se comenta que será la última que hará como diseñador de Nina Ricci.
Mi opinión sobre el impactante calzado, que elevaba la altura de las ya de por sí altísimas modelos nada menos que 27 centímetros aproximadamente, es que este tipo de zapato no puede considerarse como algo que una pueda ponerse para salir a la calle, y por ello no puedo opinar sobre él en términos de calzado al uso. Estas imponentes plataformas son otra cosa, son parte de una obra de arte que se presenta en una pasarela, parte de ese concepto total que Theyskens imaginó para su obra. Y por ello, lo admiro, y aplaudo la locura y genialidad que demuestra calzando a sus modelos con estas maravillas imposibles.